La Administración Pública del Canadá, como coyuntura de su historia
nacional que ha vivido, se ha visto claramente influida por los principios y
esencias de sus ex metrópolis (Francia y Reino Unido) además por la de su
vecino del Sur, los Estados Unidos de América. Este joven país, fundado en
1867, tras un proceso escalónalo y casi sin incidentes, nace del entendimiento
y el concordato de los ingleses, la Corona Británica y los propios residentes
del territorio en la colonia.
Pero sus aspiraciones de creación y crecimiento, dentro de su propia
autonomía, sobre la Administración Pública y la Administración Política de este
Estado Soberano, persiguiendo a las ya creadas administraciones de otros
Estados, le va a permitir vertebrarse con un fijamiento que formule una
Constitución escrita reformada, que active un sistema administrativo dinámico,
completo y de calidad, en toda regla, como ejemplo mundial, desde los últimos
siglos.
Con Canadá aparece un sistema gubernamental caracterizado por su
flexibilidad, gracias al papel de la Monarquía Constitucional, como sistema de
gobierno que lo rige, que es factor trascendental que explica el desarrollo de
su Administración Pública, le permite aligerar los posibles dogmatismos rígidos
tanto ideológicos, como políticos que se pueden dar. Esto implica que no puede
ser un sistema de carácter agresivo, pues la Monarquía va tener un papel
amortiguador frente a los conflictos que se den. Se ha formado un Estado que probé de servicios
a sus ciudadanos, y que a diferencia con los EEUU, manifiesta una inversión
pública de enormes dimensiones, que le acompañan de obras sociales y políticas
públicas. Estas características de un Estado que persigue proveer con la mayor
eficacia y eficiencia de los servicios, que presta, a sus ciudadanos, se pueden
observa en sus universidades, sistemas sanitarios, sistemas educativos, etc. Es
decir, se forja una cohesión entre unas prestaciones que son ideales, a la vez
que se dispone de más medios y satisfacciones para sus ciudadanos y los
empleados públicos canadienses, cuya remuneración es completamente transparente
y con la posibilidad de ser complementada, con lo que, estos, se encuentran más
motivados y el sistema así lo permite.
El resultado, consigue rebasar a otras administraciones públicas,
consideradas pioneras, como la inglesa, la francesa u otras, y como reza la
frase hecha, en muchos aspectos, “el alumno supera al maestro.” Pero, nunca “olvida” de las influencias de
las que proviene. De modo que, las influencias inglesas, dan cierta
consistencia flexible que genera la llamada cultura
de eficiencia, que se expande, como rasgo productivo, característica que
proviene de este método británico. Aquí, el burócrata se encarga de llevar a
cabo los servicios que más acordes le resulten al administrado, mediante el
empoderamiento, basado en tareas positivas, que
fomenten la innovación con una
comunicación efectiva y proactiva, que lleve a esa eficacia. Evitando que el
ciudadano sea mal o incompletamente atendido, así no formulará quejas, que son
las acciones negativas que perjudican al funcionario público, y por
consiguiente al conjunto de la administración, que repercutirá en quejas que se
elevarán hacia los políticos, como castigo electoral.
Otra influencia, de la que se ha hablado con anterioridad, es la que
proviene de la Europa continental, la francesa, que genera la idea de la subsanación, esto es, se va a
producir que el sistema político asuma las consecuencias de los actos que
“firma,” y es en los casos que se cometen errores, donde esa responsabilidad se
traducirá en aperturas de procedimientos administrativos y penales, cuando así
sean requeridos, contra los responsables directos de esos errores.
Son medidas draconianas y severas, al exigir, esas responsabilidades del
actuar malamente, en consecuencia se exigirán de forma taxativa, con la función
de arreglar además el problema generado. Cierto es, además, que la élite
burocrática canadiense, está formada en Francia, la cual se va reactualizando y
perfeccionando activamente. En la Escuela Nacional de Administración francesa (ENA)
dónde la cohesión y la unidad del sistema funcionarial francés se puede
calificar como de gran calidad frente y
por encima de los demás sistemas dónde se forman estas élites canadienses,
entre otras.
Pero la importancia de las Administraciones Públicas, en Canadá, radica
en su calidad, que es reconocida a nivel internacional, y es fiel reflejo de lo
que persiguen los gobiernos del Estado Federal, que se encarga de contribuir
con el sistema democrático del país, brindando así servicios y programas de
gran eficaces y útiles a los ciudadanos desde lo más alto del Estado, a los
municipios (ciudades, villas, parroquias o cantones), pasando por las
provincias como administraciones diferenciadas territorialmente, pero con
competencias, bien repartidas, que buscan el mismo fin, la satisfacción
ciudadana. No se habla aquí de la politización del sistema Administrativo
Público, sino que se persigue esa calidad, esa felicidad ciudadana que
proporciona la efectividad real que se ofrece, desde el aparato estatal, para
así el político, conseguir su voto, siendo una lucha democrática muy loable con
la que se premia o castiga al político.
Lo que se muestra, en el estudio, sobre la Administración Canadiense, es
un sistema respetado, avanzado, y que en definitiva funciona bien. Aun así, con
sus fallos, se pude aprender de él, sobre sus lecciones de subsanar los
problemas que presenta y poder rectificar, siempre con calidez, y sensatez
hacia la complacencia de la ciudadanía.
Observando la llamada iniciativa Servicio Público 2000 (SP2000), que se
inició en el año 1989, en el Canadá, con la búsqueda de una mejora y renovación
del sistema Administrativo canadiense, que se declara activa y viva y que
perseguía, entre otros asuntos, “la
reducción de los trámites administrativos, el fortalecimiento de los
administradores del personal y a los empleados, tratando de mejorar los
servicios prestados al público” (…), este SP2000, exige además, “que el reclutamiento y la promoción de los
servidores públicos sea libre de clientelismo político, burocrático o personal”
(…).[1] Lo
que necesitamos extraer del texto es que, lo que persigue este SP2000 es evitar
todos esos tramites incensarios, que a veces se daban en dicha administración,
lo que mejorará y facilitará el uso de este herramienta, satisfaciendo además
al empleado público. Incluye esa repulsa de la concepción de favores entre
políticos, personal que trabaja para la administración o hacia ciudadanos, en
cualquiera de sus vertientes. Esto es, grandes necesidades de corrección,
estudio, y miramientos que se podrían extraer de este sistema, para implantarlo
en el sistema de la Administración Pública española. La elaboración de un
programa adecuado adaptado a las necesidades vigentes en busca de la mejora del
funcionamiento del sistema, en la situación española actual, con la posibilidad
de aprender de lo positivo de SP2000, por ejemplo, y corrigiendo sus defectos, podrá traer nuevas
mejorías al sistema.
Cierto es que no todos los objetivos del SP2000, se fueron consiguiendo
al ritmo esperado, que era un propósito alto, pero si el “listón está más bajo”
se alcanzará menos todavía. Son miramientos que en España no se platean, que no
se persiguen, a grandes rasgos, las correcciones ni mejoras en la
administración todavía no se han puesto en marcha. Sabemos que desde otros
países se estudia y se aprende de la Administración Pública española, pues
cierto es que es bastante aceptable. Es por ello que el Instituto Nacional de
Administraciones Públicas (INAP), esta “hermana” de la francesa ENA, forma
burócratas tanto para el Estado español, como para el resto del mundo. Pero con
los presentes problemas, en las que se reclama que se produzcan modificaciones,
en nuestra Administración, y que radique directamente en el bien estar del
ciudadano, no se observa una ansiada reforma, ya sea por la dejadez de la ciudadanía
que tiene otro sentido, al canadiense, en el momento de emitir sus sufragios, o
del sistema político, encargado de fomentar dichas mejoras, y que no se ve
agobiado por los ciudadanos para llevarla a cabo. Esto se excusa en el “carácter
mediterráneo” del conjunto poblacional español (ciudadanos, políticos,
burócratas).
Otros aspectos del Canadá, es que el en año
1960, se plantea la necesidad de unificación de municipios, para encontrar
mejoras de aplicación de las administraciones y que así, repercutan en sus
ciudadanos. Pues es tan necesaria, como estudiada para aplicar en nuestro país,
pero que aún no se ha puesto en marcha, ni se espera a corto plazo, salvo casos
puntuales. Estos estudios, sobre los Estados que aplican diferentes sistemas de
Administración Pública, sobre todo el canadiense, por su reconocido prestigio y
funcionalidad, deben proporcionar ese caldo de cultivo que busca la calidad de
vida, que no sólo vemos en Canadá, Reino Unido, Francia o Estados Unidos, sino
que también debemos buscar en las Administraciones Públicas de Alemania o
Suecia, entre otras, rebuscando y estriando lo bueno que, además ya está implantado
y probado, y poder canalizar sus consecuencias. Todo esto pide, que nos fijemos
en todas administraciones, pero siempre que sean las mejores, las élites, y
poder aplicarlas con decisión y con la persecución de que el ciudadano reciba
ese bien estar y confianza en armonía con la Administración Pública española y
la Administración Política española, que tanto parece carecer de calidad
(adaptada al siglo XXI), y así crear la coherente Administración en la que
otros Estados se puedan fijar y se cree un ejemplo a imitar.
Bibliografía
BAENA DE ALCÁZAR, MARIANO; “Curso de
la ciencia de la Administración” (2000) Madrid. Ed: Tecnos.
BAÑON MARTÍNEZ, RAFAEL/CARRILLO,
ERNESTO; “La nueva Administración Pública” (1997) Madrid. Ed: Alianza.
BAZA ROMAN, JUAN/VALVERDE TRAVIESO,
JULIO; “La Administración Pública en Canadá, El sector local y el modelo de
financiación del mismo. Una comparación con el modelo de financiación en
España.”
CANALES ALIENDE, JOSÉ MANUEL;
“Lecciones de Administraciones y de Gestión Pública” (2002) Alicante. Ed:
Publicaciones de la Universidad de Alicante.
GAMERO CASADO, EDUARDO/ FERNANDEZ
RAMOS, SEVERIANO; “Manual Básico de Derecho Administrativo” (2011) Madrid, Ed:
Tecnos.
MARTIN MATEO, RAMON; “Manual
de Derecho Administrativo” (2009) Ed: Aranzadi.
OLÁS DE LIMA GETA, BLANCA “La nueva
gestión Pública” (2001) Ed: Prentice Hall.
SÁNCHEZ INZUNZA, JESÚS ABEL; “El
servicio Público canadiense bajo los mandatos de Brian Mulroney y Jean Chrétin”
(2006).
[1] SÁNCHEZ INZUNZA, JESÚS
ABEL. “El servicio Público canadiense bajo los mandatos de Brian Mulroney y
Jean Chrétin” (2006)
No hay comentarios:
Publicar un comentario