domingo, 11 de noviembre de 2012

Acerca de la Crisis de los Misiles. 13 días


Trece días, del director australiano Roger, y como por todos es sabido, basada en hechos reales y protagonizada por  Bruce Greenwood como J.F. Kennedy que pretende una visión del qué hacer político en la tomas de decisiones, enfrentado un pensamiento burocrático al político.

El como afrontar la conocida como “Crisis de los Misiles de Cuba” en la utilización de los recursos de los que puede disponer un gabinete político, que dirige en este caso las políticas de carácter internacional estadounidenses, en las que se pueden acatar varias conductas. En un primer momento, se reúnen militares, políticos y tecnócratas para encontrar una conclusión, en la que se opta por la no precipitación. Es el propio Presidente el que argumenta que “no todo se puede hacer a la vez, (…) una solución tras otra. Toda ayuda será buena,” como capacidad de decisión y orden. Por lo acontecido en los hechos y como concluyeron, observamos a un Kennedy que medita y no pretende sobrepasarse sin la lógica, baraja las posibles soluciones. Incluso se escucha a las partes, a sabiendas que estas podrían o no decir las intenciones que pretenden.  Pero estas decisiones, se toman en beneficio de la comunidad, del interés general de la nación estadounidense.



Habla de esa ética del político que no debe perder, por lo que no debe  atender a las peticiones de los militares, que optan por la decisión subjetiva (la invasión que nace del odio que enfrentan sus ideologías, con ganas de venganza).

Las deliberaciones llevan a la creación de una nueva opción, eludiendo las ideas de ataques aéreos o invasiones de la Isla. El Bloqueo a Cuba, como alternativa a la guerra, que alienta la creación de nuevas estrategias y negociaciones futuras, que en políticas de enfrentamiento entre Estados, no se habían llevado a la practica (habitualmente). Saben que si, que esta decisión va a ser criticada por el pueblo, y más por sus votantes (los políticos no se mojan), pero los ciudadanos, “piensan en caliente” y con subjetividad. El buen político debe saber el momento y la forma del actuar, con lo que se pronunciará objetivamente, habiendo un análisis político de la situación a un problema dado por el beneficio común.

En algunos puntos, ya secundarios, si se trata el asunto del mal político, comienza el film con una palabra “enchufa.” Aparece la parte a extirpar del sistema político, sobre todo en estos dirigentes que confunden la “lealtad” con la falta de ética política.
    

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